lunes, 26 de julio de 2010

DESARROLLO DEL LENGUAJE

DESARROLLO DEL LENGUAJE

Se llama desarrollo del lenguaje al proceso cognitivo por el cual los seres humanos adquieren la capacidad de comunicarse verbalmente usando una lengua natural. Este desarrollo se produce en un período crítico, que se extiende desde los primeros meses de vida hasta el inicio de la adolescencia. En la mayoría de seres humanos el proceso se da principalmente durante los primeros cinco años, especialmente en lo que se refiere a la adquisición de las formas lingüísticas y de los contenidos. Durante estos primeros años tiene lugar a mayor velocidad de aprendizaje y se adquieren los elementos básicos y sus significados, y hasta la preadolescencia se consolida el uso, la inferencia pragmática y la capacidad para entender enunciados no-literales (irónicos, sarcásticos, etc.). Los primeros años, constituyen el período fundamental aunque el desarrollo del lenguaje se prolonga mucho más allá de los primeros años. Para que tenga lugar este desarrollo se considera necesario la ocurrencia de una serie de condicionantes básicos:


• Ausencia de lesión en los órganos implicados (aparato fonador, sistema auditivo, etc.);

• Correcto funcionamiento y maduración adecuada del sistema nervioso;

• Una capacidad intelectual mínima, ya que es conocido que algunas personas con retraso mental profundo no llegan a adquirir ni el uso normal de la lengua;

• Habilidades sociales cognitivas mínimas, es decir, la intencionalidad o motivación de comunicación con las personas que lo rodean, (esta capacidad estaría ausente en los niños autistas), etc.

• Contacto con hablantes componentes, la intervención del adulto es importante, ya que la evidencia empírica muestra que los "niños salvajes", sin contacto con adultos o personas con competencia lingüística son incapaces de desarrollar lenguaje por sí mismos, aún poseyendo una inteligencia normal.

Muy pronto se produce en el niño la motivación e intento comunicativo, hecho que se denomina protoconversación. Son diálogos muy primitivos, caracterizados por el contacto ocular, sonrisas, gorgojeos y alternancia de las expresiones. Podemos encontrar este tipo de conducta ya en niños de dos meses.

Teorías explicativas

Actualmente no existe ninguna teoría universalmente aceptada como explicativa de la adquisición del lenguaje. Se pueden destacar cuatro tendencias:

1. El innatismo (Noam Chomsky, D. McNeill, etc.), que sostiene que el papel del ambiente es el de ser desencadenante de estructuras ya establecidas e internas del organismo;

2. El constructivismo, que sostiene que el lenguaje resulta de la acción constructiva del sujeto, posibilitada ponerlo desarrollo de la función simbólica y de otros aspectos cognitivos;

3. Comunicación e interacción: son aspectos destacados por las teorías que resaltan el papel del contorno (Lev Vygotski, B. F. Skinner). Las etapas por las que atraviesa el desarrollo del lenguaje están sujetas a cierta flexibilidad en función de las características de los niños, lo que dificulta su delimitación exacta en el tiempo; no obstante, son bastante similares, incluso entre niños de diferentes culturas.

4. El emergentismo (E. Bates, B. MacWhinney), que propone que el lenguaje emerge de la interacción de otros sistemas más básicos.

Descripción del desarrollo

La descripción de las características de desarrollo del lenguaje comprende tres dimensiones básicas:

• La forma, es decir, detallando el orden cronológico de la adquisición de los diferentes sonidos, el aumento del léxico y del conjunto de formas y morfemas gramaticales, a medida que el niño avanza en la adquisición del lenguaje.

• El contenido, es decir, describiendo qué significado, qué restricciones y qué intencionalidad tienen las emisiones por parte del niño,

• El uso, que se refiere básicamente a la adecuación pragmática y la pertinencia de las emisiones en cada contexto.

Siempre considerando su carácter arbitrario ya que las adquisiciones se hacen en los tres niveles a la vez.

Dimensión formal

Adquisición del vocabulario y sintaxis (aspecto formal): durante sus primeros meses, el niño presta atención a algunos sonidos, reacciona a la voz y a la cara y produce actividades bucofonatorias que aparecen en los estados de vigilia. Es lo que se conoce como balbuceos. Para algunos investigadores, estos sonidos se producen como consecuencia de ejercicios motóricos incontrolados. Por el contrario, para otros son la base del desarrollo de las posteriores habilidades que conducen al habla. Los niños, en sus balbuceos, profieren sonidos parecidos al lenguaje, pero carentes de sentido. Pueden pertenecer a cualquier idioma, ya que no es incluso aproximadamente el año cuándo se hacen selectivos, y emiten sólo aquéllos que corresponden a su lengua materna. Para algunos autores, las primeras vocalizaciones son articulaciones profundas de la cavidad bucal difíciles de analizar, ya que la oposición consonante/vocal no puede ser discriminada. Funcionalmente, no son vocales ni consonantes; articulatoriamente, son combinaciones simultáneas.

A partir de los seis meses se produce un balbuceo constante, con control auditivo, curvas de entonación, ritmo y tono de voz variados e imitación mutua de sonidos. La simple repetición deja paso la una nueva modalidad de intercambios. Las emisiones propias y ajenas estimulan el niño. Se inicia la etapa de la ecolalia. En este período se puede distinguir entre expresiones vocales y verbales. Las primeras hacen referencia a sonidos sin significación, y las segundas anticipan los repertorios de sonidos correspondientes a la lengua materna. Entre los 12-18 meses, tiene lugar un profundo desarrollo fonológico (los primeros fonemas: /m/, /p/, /b/, /t/, /d/, /l/, /n/ y las vocales); aparecen las primeras palabras, que suelen ser monosílabos reduplicados (mama, papa, tata) y palabras onomatopéyicas, es decir, designan los objetos por el ruido que hacen (guau guau = "perro"). Estas primeras palabras, que normalmente son sustantivos, responden a estados afectivos y tienen un significado más amplio que la simple referencia. Con ellas se expresa todo el significado de una frase. Esta es una característica del vocabulario infantil; son las llamadas palabras-frase, que dan nombre la esta etapa: período holofrásico u holofrástico. Así, como por ejemplo, puede decir papa, cuándo ve su padre, cuándo su padre sale o cuándo ve un objeto que le pertenece. Su articulación de los fonemas del lenguaje aun no es la correcta, y pueden aparecer confusiones (dopo por roto, ti por sí, etc.), y omisiones, por no pronunciar todas las sílabas (pato por zapato, ota por pelota). Su comprensión es mejor que su expresión; comprenden más lenguaje del que pueden usar. Utilizan el lenguaje, fundamentalmente, para pedir algo que satisfaga sus necesidades o para reclamar la atención del adulto.

A partir de los dieciocho meses se produce un considerable aumento de vocabulario, construye frases de dos elementos, estorbe la emergente gramática y la lengua adquiere nuevos usos. El tipo de lenguaje se define como estilo telegráfico. Estas primeras combinaciones de dos palabras están formadas, fundamentalmente, por sustantivos y verbos, como por ejemplo: quiero agua. No utilizan las llamadas palabras funcionales: artículo, preposición, verbo auxiliar, etc. Incluyen sólo las palabras esenciales: un sintagma nominal y un sintagma verbal. La gramática empleada sigue su propio sistema, no es una simple copia del adulto. Suelen combinar las palabras para expresar el significado en función de una serie de relaciones: agente/acción, acción/objeto, agente/objeto, entidad/atributo, entidad/locativo, poseedor/poseído y lo caso nominativo. Hasta ahora la adquisición de vocabulario era relativamente lenta, pero en este período se va a hacer mucho más rápida, pudiendo pasar, aproximadamente, de las 50 palabras a más de 200 a los dos años. Aparecen nuevas funciones del lenguaje: la utiliza para explorar el entorno y aprender y para crear un ambiente de fantasía e imaginación. En el tercer año (período del lenguaje constituido) continúa el desarrollo léxico (hasta aproximadamente 1000 palabras) y fonológico: sonidos, sílabas complejas, aspecto y tiempo verbal, pronombres (aunque conviene distinguir entre los personales y los de tercera persona: estos últimos se adquieren más tarde y, aunque antes de los tres años ya pueden estar utilizando pronombres personales, posesivos, reflexivos y demostrativos, en realidad la mayoría no se adquieren hasta pasar esta edad), adverbios (como los de lugar y cantidad; los de tiempo son más tardíos), algunas preposición y artículos (que implican la integración de la información de género, número y carácter específico o referente del nombre). Utilizan la interrogativa y la negativa como los adultos, a la simple yuxtaposición utilizada incluso el momento, le sigue, a los tres años, la coordinación mediante conjunciones, y las subordinadas, que van introducidas por es, como, como por ejemplo, ¿es que...?, o precedidas de falsas oraciones de relativo, que no aparecerán incluso los tres años y medio. La capacidad para formar plurales, inflexiones verbales, etc., lleva, a su vez, al niño a cometer errores: se trata del fenómeno de la regularización o sobrerregularización. Este fenómeno no implica que los niños cometan errores en la adquisición del lenguaje, sino que estos errores surgen porque están aprendiendo las reglas de su lengua nativa y las aplican con inflexibilidad (flexionan los verbos irregulares como regulares), lo que parece un inconveniente en la evolución de la adquisición del lenguaje y una evolución en la adquisición de la gramática (ya que en un primero momento el niño estorbe usando correctamente las formas irregulares, pero después, cuándo aprende las reglas, sustituye las formas correctas del verbo irregular por sus generalizaciones incorrectas de las formas regulares). A partir de los cuatro años aparecen las subordinadas causales y consecutivas, se dominan las inflexiones, continúa el desarrollo léxico, aumentan las preguntas y juegos de palabras, se concluye el desarrollo fonológico principal y la frase se incrementa en longitud y complejidad. A los cinco años se observa un considerable aumento de léxico y una complejidad sintáctica (subordinación, marcas formales, comprensión de la pasiva, etc.), pero no cambios cualitativos relevantes. El chaval ya adquirió las principales estructuras gramaticales de su lengua, lo que no quiere decir que la adquisición del lenguaje haya finalizado, sino que se prolonga al largo de toda la escolaridad primaria e incluso en la secundaria, dado que tiene que aprender a usar su lengua en diferentes contextos y situaciones comunicativas. A pesar de tener adquiridas las reglas básicas, no es hasta los 8 ó 9 años cuándo este proceso se puede dar por conseguido.

Adquisición del lenguaje

Adquisición del lenguaje o adquisición lingüística es el área de la lingüística que estudia el modo en el que se adquiere el lenguaje durante la infancia. Éste es un asunto arduamente debatido por lingüistas y psicólogos infantiles. Noam Chomsky es un representante de las teorías innatistas de adquisición del lenguaje. Estas teorías afirman que los niños tienen una capacidad innata para aprender a hablar, lo cual había sido anteriormente considerado simplemente como un fenómeno cultural basado en la imitación. Este punto de vista, aunque bastante extendido, es todavía controvertido. Existen otras posiciones respecto de la adquisición del lenguaje, que no hacen tanto hincapié en el aspecto sintáctico, como las de Jerome Brunner, quien prioriza el aspecto pragmático, y la de Jean Piaget, que prioriza el aspecto semántico. La psico-lingüística aborda este problema, fundamentalmente desde los mecanismos que son utilizados en el proceso de adquisición. Para ello se sirve del campo de la experimentación, recopilando bases de datos de observaciones de diálogos entre adultos y niños.

Competencia comunicativa

Adquisición de la pragmática (uso del lenguaje): según Halliday, el progreso hacia el sistema adulto atraviesa por tres fases:

• La fase I, en la que se incluyen seis funciones:

1. función instrumental, por la que el niño consigue los objetos que satisfacen sus necesidades.

2. función reguladora, le permite que alguien haga algo.

3. función interaccional, en la que el lenguaje es utilizado para la interacción social.

4. función personal, que se utiliza como medio de expresión personal y para introducir al hablante en el acto del habla.

5. función heurística, en la que el lenguaje permite explorar su contorno y aprender.

6. función imaginativa, por la que se utiliza el lenguaje para crear un entorno (juegos, narraciones, etc.).

• La fase II posee un carácter transaccional y tiene las siguientes funciones:

o pragmática (se refiere al lenguaje en cuanto acción, y procede de la función instrumental y de la reguladora).

o matética (es el lenguaje en cuanto aprendizaje y procede de la personal y *heurística); y, por último, la función.

o ideacional, que contribuye la ambas.

• La fase III constituye el comienzo del sistema adulto. Destacan tres funciones:

o la ideacional.

o la interpersonal.

o y la textual.

Según la clasificación propuesta por Jean Piaget, entre los dos y los cinco años el lenguaje del niño se caracteriza por el monólogo, al que sigue el monólogo colectivo (nivel I). De los cinco a los siete años tiene lugar a asociación del interlocutor a la acción del pensamiento (nivel 2A, primer tipo), la pelea (nivel 2B, primer tipo), la colaboración en la acción o en el pensamiento no abstracto (nivel 2B de segundo tipo), la discusión primitiva (nivel 2B de segundo tipo), la colaboración en el pensamiento abstracto (nivel 3A), y a partir de los siete años la discusión verdadera (nivel 3B). Se llama desarrollo del lenguaje al proceso cognitivo por el cual los seres humanos adquieren la capacidad de comunicarse verbalmente usando una lengua natural. Este desarrollo se produce en un período crítico, que se extiende desde los primeros meses de vida hasta el inicio de la adolescencia. En la mayoría de seres humanos el proceso se da principalmente durante los primeros cinco años, especialmente en lo que se refiere a la adquisición de las formas lingüísticas y de los contenidos. Durante estos primeros años tiene lugar a mayor velocidad de aprendizaje y se adquieren los elementos básicos y sus significados, y hasta la preadolescencia se consolida el uso, la inferencia pragmática y la capacidad para entender enunciados no-literales (irónicos, sarcásticos, etc.). Los primeros años, constituyen el período fundamental aunque el desarrollo del lenguaje se prolonga mucho más allá de los primeros años. Para que tenga lugar este desarrollo se considera necesario la ocurrencia de una serie de condicionantes básicos:

• Ausencia de lesión en los órganos implicados (aparato fonador, sistema auditivo, etc.);

• Correcto funcionamiento y maduración adecuada del sistema nervioso;

• Una capacidad intelectual mínima, ya que es conocido que algunas personas con retraso mental profundo no llegan a adquirir ni el uso normal de la lengua;

• Habilidades sociales cognitivas mínimas, es decir, la intencionalidad o motivación de comunicación con las personas que lo rodean, (esta capacidad estaría ausente en los niños autistas), etc.

• Contacto con hablantes componentes, la intervención del adulto es importante, ya que la evidencia empírica muestra que los "niños salvajes", sin contacto con adultos o personas con competencia lingüística son incapaces de desarrollar lenguaje por sí mismos, aún poseyendo una inteligencia normal.

Muy pronto se produce en el niño la motivación e intento comunicativo, hecho que se denomina protoconversación. Son diálogos muy primitivos, caracterizados por el contacto ocular, sonrisas, gorgojeos y alternancia de las expresiones. Podemos encontrar este tipo de conducta ya en niños de dos meses.

Teorías explicativas

Actualmente no existe ninguna teoría universalmente aceptada como explicativa de la adquisición del lenguaje. Se pueden destacar cuatro tendencias:

5. El innatismo (Noam Chomsky, D. McNeill, etc.), que sostiene que el papel del ambiente es el de ser desencadenante de estructuras ya establecidas e internas del organismo;

6. El constructivismo, que sostiene que el lenguaje resulta de la acción constructiva del sujeto, posibilitada ponerlo desarrollo de la función simbólica y de otros aspectos cognitivos;

7. Comunicación e interacción: son aspectos destacados por las teorías que resaltan el papel del contorno (Lev Vygotski, B. F. Skinner). Las etapas por las que atraviesa el desarrollo del lenguaje están sujetas a cierta flexibilidad en función de las características de los niños, lo que dificulta su delimitación exacta en el tiempo; no obstante, son bastante similares, incluso entre niños de diferentes culturas.

8. El emergentismo (E. Bates, B. MacWhinney), que propone que el lenguaje emerge de la interacción de otros sistemas más básicos.

Descripción del desarrollo

La descripción de las características de desarrollo del lenguaje comprende tres dimensiones básicas:

• La forma, es decir, detallando el orden cronológico de la adquisición de los diferentes sonidos, el aumento del léxico y del conjunto de formas y morfemas gramaticales, a medida que el niño avanza en la adquisición del lenguaje.

• El contenido, es decir, describiendo qué significado, qué restricciones y qué intencionalidad tienen las emisiones por parte del niño,

• El uso, que se refiere básicamente a la adecuación pragmática y la pertinencia de las emisiones en cada contexto.

Siempre considerando su carácter arbitrario ya que las adquisiciones se hacen en los tres niveles a la vez.

Dimensión formal

Adquisición del vocabulario y sintaxis (aspecto formal): durante sus primeros meses, el niño presta atención a algunos sonidos, reacciona a la voz y a la cara y produce actividades bucofonatorias que aparecen en los estados de vigilia. Es lo que se conoce como balbuceos. Para algunos investigadores, estos sonidos se producen como consecuencia de ejercicios motóricos incontrolados. Por el contrario, para otros son la base del desarrollo de las posteriores habilidades que conducen al habla. Los niños, en sus balbuceos, profieren sonidos parecidos al lenguaje, pero carentes de sentido. Pueden pertenecer a cualquier idioma, ya que no es incluso aproximadamente el año cuándo se hacen selectivos, y emiten sólo aquéllos que corresponden a su lengua materna. Para algunos autores, las primeras vocalizaciones son articulaciones profundas de la cavidad bucal difíciles de analizar, ya que la oposición consonante/vocal no puede ser discriminada. Funcionalmente, no son vocales ni consonantes; articulatoriamente, son combinaciones simultáneas.

A partir de los seis meses se produce un balbuceo constante, con control auditivo, curvas de entonación, ritmo y tono de voz variados e imitación mutua de sonidos. La simple repetición deja paso la una nueva modalidad de intercambios. Las emisiones propias y ajenas estimulan el niño. Se inicia la etapa de la ecolalia. En este período se puede distinguir entre expresiones vocales y verbales. Las primeras hacen referencia a sonidos sin significación, y las segundas anticipan los repertorios de sonidos correspondientes a la lengua materna. Entre los 12-18 meses, tiene lugar un profundo desarrollo fonológico (los primeros fonemas: /m/, /p/, /b/, /t/, /d/, /l/, /n/ y las vocales); aparecen las primeras palabras, que suelen ser monosílabos reduplicados (mama, papa, tata) y palabras onomatopéyicas, es decir, designan los objetos por el ruido que hacen (guau guau = "perro"). Estas primeras palabras, que normalmente son sustantivos, responden a estados afectivos y tienen un significado más amplio que la simple referencia. Con ellas se expresa todo el significado de una frase. Esta es una característica del vocabulario infantil; son las llamadas palabras-frase, que dan nombre la esta etapa: período holofrásico u holofrástico. Así, como por ejemplo, puede decir papa, cuándo ve su padre, cuándo su padre sale o cuándo ve un objeto que le pertenece. Su articulación de los fonemas del lenguaje aun no es la correcta, y pueden aparecer confusiones (dopo por roto, ti por sí, etc.), y omisiones, por no pronunciar todas las sílabas (pato por zapato, ota por pelota). Su comprensión es mejor que su expresión; comprenden más lenguaje del que pueden usar. Utilizan el lenguaje, fundamentalmente, para pedir algo que satisfaga sus necesidades o para reclamar la atención del adulto.

A partir de los dieciocho meses se produce un considerable aumento de vocabulario, construye frases de dos elementos, estorbe la emergente gramática y la lengua adquiere nuevos usos. El tipo de lenguaje se define como estilo telegráfico. Estas primeras combinaciones de dos palabras están formadas, fundamentalmente, por sustantivos y verbos, como por ejemplo: quiero agua. No utilizan las llamadas palabras funcionales: artículo, preposición, verbo auxiliar, etc. Incluyen sólo las palabras esenciales: un sintagma nominal y un sintagma verbal. La gramática empleada sigue su propio sistema, no es una simple copia del adulto. Suelen combinar las palabras para expresar el significado en función de una serie de relaciones: agente/acción, acción/objeto, agente/objeto, entidad/atributo, entidad/locativo, poseedor/poseído y lo caso nominativo. Hasta ahora la adquisición de vocabulario era relativamente lenta, pero en este período se va a hacer mucho más rápida, pudiendo pasar, aproximadamente, de las 50 palabras a más de 200 a los dos años. Aparecen nuevas funciones del lenguaje: la utiliza para explorar el entorno y aprender y para crear un ambiente de fantasía e imaginación. En el tercer año (período del lenguaje constituido) continúa el desarrollo léxico (hasta aproximadamente 1000 palabras) y fonológico: sonidos, sílabas complejas, aspecto y tiempo verbal, pronombres (aunque conviene distinguir entre los personales y los de tercera persona: estos últimos se adquieren más tarde y, aunque antes de los tres años ya pueden estar utilizando pronombres personales, posesivos, reflexivos y demostrativos, en realidad la mayoría no se adquieren hasta pasar esta edad), adverbios (como los de lugar y cantidad; los de tiempo son más tardíos), algunas preposición y artículos (que implican la integración de la información de género, número y carácter específico o referente del nombre). Utilizan la interrogativa y la negativa como los adultos, a la simple yuxtaposición utilizada incluso el momento, le sigue, a los tres años, la coordinación mediante conjunciones, y las subordinadas, que van introducidas por es, como, como por ejemplo, ¿es que...?, o precedidas de falsas oraciones de relativo, que no aparecerán incluso los tres años y medio. La capacidad para formar plurales, inflexiones verbales, etc., lleva, a su vez, al niño a cometer errores: se trata del fenómeno de la regularización o sobrerregularización. Este fenómeno no implica que los niños cometan errores en la adquisición del lenguaje, sino que estos errores surgen porque están aprendiendo las reglas de su lengua nativa y las aplican con inflexibilidad (flexionan los verbos irregulares como regulares), lo que parece un inconveniente en la evolución de la adquisición del lenguaje y una evolución en la adquisición de la gramática (ya que en un primero momento el niño estorbe usando correctamente las formas irregulares, pero después, cuándo aprende las reglas, sustituye las formas correctas del verbo irregular por sus generalizaciones incorrectas de las formas regulares). A partir de los cuatro años aparecen las subordinadas causales y consecutivas, se dominan las inflexiones, continúa el desarrollo léxico, aumentan las preguntas y juegos de palabras, se concluye el desarrollo fonológico principal y la frase se incrementa en longitud y complejidad. A los cinco años se observa un considerable aumento de léxico y una complejidad sintáctica (subordinación, marcas formales, comprensión de la pasiva, etc.), pero no cambios cualitativos relevantes. El chaval ya adquirió las principales estructuras gramaticales de su lengua, lo que no quiere decir que la adquisición del lenguaje haya finalizado, sino que se prolonga al largo de toda la escolaridad primaria e incluso en la secundaria, dado que tiene que aprender a usar su lengua en diferentes contextos y situaciones comunicativas. A pesar de tener adquiridas las reglas básicas, no es hasta los 8 ó 9 años cuándo este proceso se puede dar por conseguido.

Adquisición del lenguaje

Adquisición del lenguaje o adquisición lingüística es el área de la lingüística que estudia el modo en el que se adquiere el lenguaje durante la infancia. Éste es un asunto arduamente debatido por lingüistas y psicólogos infantiles. Noam Chomsky es un representante de las teorías innatistas de adquisición del lenguaje. Estas teorías afirman que los niños tienen una capacidad innata para aprender a hablar, lo cual había sido anteriormente considerado simplemente como un fenómeno cultural basado en la imitación. Este punto de vista, aunque bastante extendido, es todavía controvertido. Existen otras posiciones respecto de la adquisición del lenguaje, que no hacen tanto hincapié en el aspecto sintáctico, como las de Jerome Brunner, quien prioriza el aspecto pragmático, y la de Jean Piaget, que prioriza el aspecto semántico. La psico-lingüística aborda este problema, fundamentalmente desde los mecanismos que son utilizados en el proceso de adquisición. Para ello se sirve del campo de la experimentación, recopilando bases de datos de observaciones de diálogos entre adultos y niños.

Competencia comunicativa

Adquisición de la pragmática (uso del lenguaje): según Halliday, el progreso hacia el sistema adulto atraviesa por tres fases:

• La fase I, en la que se incluyen seis funciones:

7. función instrumental, por la que el niño consigue los objetos que satisfacen sus necesidades.

8. función reguladora, le permite que alguien haga algo.

9. función interaccional, en la que el lenguaje es utilizado para la interacción social.

10. función personal, que se utiliza como medio de expresión personal y para introducir al hablante en el acto del habla.

11. función heurística, en la que el lenguaje permite explorar su contorno y aprender.

12. función imaginativa, por la que se utiliza el lenguaje para crear un entorno (juegos, narraciones, etc.).

• La fase II posee un carácter transaccional y tiene las siguientes funciones:

o pragmática (se refiere al lenguaje en cuanto acción, y procede de la función instrumental y de la reguladora).

o matética (es el lenguaje en cuanto aprendizaje y procede de la personal y *heurística); y, por último, la función.

o ideacional, que contribuye la ambas.

• La fase III constituye el comienzo del sistema adulto. Destacan tres funciones:

o la ideacional.

o la interpersonal.

o y la textual.

Según la clasificación propuesta por Jean Piaget, entre los dos y los cinco años el lenguaje del niño se caracteriza por el monólogo, al que sigue el monólogo colectivo (nivel I). De los cinco a los siete años tiene lugar a asociación del interlocutor a la acción del pensamiento (nivel 2A, primer tipo), la pelea (nivel 2B, primer tipo), la colaboración en la acción o en el pensamiento no abstracto (nivel 2B de segundo tipo), la discusión primitiva (nivel 2B de segundo tipo), la colaboración en el pensamiento abstracto (nivel 3A), y a partir de los siete años la discusión verdadera (nivel 3B).
Realizado por: BERENICE OLIVERA

sábado, 24 de julio de 2010

Egocentrismo infantil

Por: Victoria Alarcón, Patricia García, Daniela González, Macarena Nuñez.

La noción de egocentrismo es una de las nociones más tempranas en la teoría de Piaget, unas de las que más cambios ha experimentado dentro de la teoría y una de las que ha suscitado más críticas y revisiones.
En 1920 en un artículo en el que Piaget establece los puntos de contactos y las diferencias entre la psicología del niño y el psicoanálisis, habla de pensamiento autístico para caracterizar una forma intermedia entre el pensamiento simbólico descrito por Freud y la forma de  pensamiento socializado y lógico propio del adulto.
Este pensamiento autístico es una forma privada incomunicable y prelógica de pensamiento; busca una cierta adaptación a la realidad pero permanece centrado en el sujeto y difícilmente comunicable. Tres años más tarde Piaget lo denomina egocéntrico y sus primeros trabajos en los años veinte  (Lenguaje y pensamiento del niño, Su juicio y razonamiento, La representación del mundo y el niño y la causalidad física del niño) aportan precisamente las pruebas de este pensamiento egocéntrico del niño que contrasta, por su naturaleza, con el pensamiento socializado y lógico del adulto.
Progresivamente, con los avances de la elaboración teórica y con los nuevos datos experimentales en ámbitos tan diversos como el del juicio moral, el de las cantidades físicas o el espacio, Piaget aplica el carácter egocéntrico al pensamiento preoperatorio y lo distingue tanto de la inteligencia práctica del sensoriomotor como del pensamiento conceptual propio de las operaciones concretas.
El término mismo de “egocentrismo” desaparece del vocabulario piagetiano debido a las múltiples críticas y malentendidos que originó por ser un término con connotaciones múltiples y ambiguas: Los conceptos de “centración” e “indiferencia” pasan a ser los más utilizados para caracterizar las particularidades del pensamiento preoperatorio a partir de los años cincuenta.
El término de egocentrismo es en la concepción piagetiana, complejo y presenta múltiples variedades.      

DIFERENTES MANIFESTACIONES DEL EGOCENTRISMO
1) CONFUSIÓN DEL PENSAMIENTO PROPIO CON EL DE LOS DEMÁS Y CON LAS COSAS 
    a)Dificultad para ser consciente del propio pensamiento.
    b)Indiferenciación entre el yo y el mundo exterior.
2) TENDENCIAS A CENTRARSE EN EL PUNTO DE VISTA PROPIO.
    a) Dificultad para distinguir el punto de vista propio del de los demás(dificultad que se manifiesta en el campo social y cognitivo).
    b) Tendencia a asimilar los datos a los esquemas de la actividad propia.



Hay que reconocer que es algo artificial distinguir estos diferentes aspectos del egocentrismo, pues están íntimamente ligados entre sí. Puesto que el niño tiene tendencia a sentir y comprender todo a través de él mismo, le es difícil distinguir lo suyo de lo ajeno, o sea lo que pertenece al mundo exterior y a las demás personas.
Piaget mostró en sus primeros trabajos algunas tendencias de la representación del mundo y de la causalidad de niños de la etapa preoperatoria. A través de experiencias sencillas o simples conversaciones Piaget nos ha dejado una riqueza impresionante de reacciones y propósitos infantiles sumamente originales y sugestivos. Las explicaciones de los pequeños ( antes de 6-7 años) sobre los fenómenos del entorno, manifiestan la dificultad de diferenciar con claridad el propio yo del mundo exterior. Esta característica general del pensamiento a estas edades puede manifestarse bajo diferentes formas:
- Fenomenismo: tendencia a establecer un lazo casual entre fenómenos que son vistos como próximos  por los niños, como creer que, las ganas de dormir bastan para que llegue la noche.
-Finalismo: cada cosa tiene una función y una finalidad que justifica su existencia y sus características, como pensar que las nubes se desplazan porque tienen que ir a otro lado a llover.
- Artificialismo: considerar las cosas como producto de la fabricación y voluntad humana, como pensar que los lagos o ríos son construidos por los hombres.
- Animismo: tendencia a percibir como viviente cosas y fenómenos inertes, como pensar que un reloj está vivo porque se mueve.
Por un lado, Piaget describe primero un egocentrismo que consiste en que el niño habla sólo de sí mismo, sin interesarse, ni situarse en relación al otro. Estos monólogos que realizan los pequeños muestran, según Piaget, la existencia de un habla egocéntrica. También en situaciones sociales los niños de 4-5 años muestran dificultad para descentrarse, como en los juegos con reglas, los niños de estas edades suelen jugar cada uno para sí, sin confrontar, ni discutir las reglas.
Por otro lado, el trabajo de Piaget e Inhelder sobre la representación espacial en el niño, habría de dar la situación paradigmática  por excelencia para mostrar la dificultad que tienen los pequeños para tomar en cuenta el punto de vista del otro: La experiencia de las tres montañas.
 Esta incapacidad para considerar el punto de vista del otro y la tendencia a tomar el suyo como el único posible, está intimidad ligada a la tendencia que los mismos niños tienen a centrarse en un solo aspecto de la realidad (el que están percibiendo) y a su dificultad para considerar las transformaciones que permiten pasar de su punto de vista al de otros ( en este caso, rotaciones de la escena).
Uno de los factores que ayudaran a sobrepasar este estado de egocentrismo es según Piaget e Inhelder, son las múltiples interacciones sociales entre compañeros o entre el niño y el adulto. Este factor no es suficiente por sí solo (de poco serviría multiplicar las interacciones sociales antes de que el niño pudiese descentrarse), operación y cooperación son, pues, dos elementos inseparables para Piaget.
Esta caracterización del pensamiento preoperatorio puede parecernos algo negativa, y ya hemos comentado que varios autores así lo han considerado.
Por un lado diferentes trabajos sobre el periodo preoperatorio han puesto de manifiesto aspectos idiosincrásicos y originales sobre las reacciones de los niños entre los 2 y los 6-7 años. 
Por otro lado, el mismo Piaget, ha propuesto una noción matemática, la función para describir las características de la lógica preoperatoria.
Señalemos por fin las numerosas críticas que diferentes autores han hecho de la descripción piagetiana del período preoperatorio desde otras posiciones teóricas. Estas críticas recogen principalmente la idea de que el niño de edad preescolar es mucho más capaz de lo que creía Piaget, que puede razonar lógicamente en muchas situaciones y que en el fondo  no es tan grande la distancia que lo separa de niños de mayor edad. Algunas de estas experiencias muestran, por ejemplo, que niños de cuatro años son ya capaces de manejar adecuadamente relaciones transitivas aplicadas a las diferencias de tamaño de bastoncillos, si se les propone una situación y una técnica adecuada, y que no se ha de esperar hasta los 7-8 años para que esta relación aparezca. Otras muestran, por ejemplo, que el niño de 3-4 años es ya capaz de hacer inferencias lógicas cuando busca un objeto escondido, que toma en consideración diferentes indicios pertinentes de la situación experimental y que no busca al azar.
Lo interesante y meritorio de estos estudios es el de aportarnos una serie de precisiones útiles para la reflexión pedagógica en la medida en que siguen con más fidelidad lo que el sujeto hace realmente en una situación y no lo que hace de forma "ideal" según su grado teórico de competencia.                  





            

lunes, 19 de julio de 2010

Inteligencia Preoperatoria

De los dos a los siete años aproximadamente se da una etapa importante en el desarrollo del niño denominada por Piaget Período Preoperatorio.
En esta etapa se afianza la función simbólica, que se manifiesta a través del lenguaje, la imaginación, juego simbólico, imitación diferida, se da una novedad radical de la inteligencia en la práctica (coordinación y organización de esquemas de acción ejecutados), esta se vuelve representativa el niño manipula la realidad no directamente sino a través de sucedáneos (signos, símbolos, imágenes y conceptos), la misma genera una inteligencia práctica.
Según Piaget existe continuidad (a nivel funcional) entre ambos tipos de inteligencia: los mismos mecanismos de asimilación y acomodación con su búsqueda constante de equilibrio siguen operando aunque lo hagan ahora sobre esquemas representativos y no prácticos.
Lo que se ha logrado a cierto nivel (nivel práctico) no se aplica simple y directamente a un nuevo nivel (nivel representativo) hay que esperar una larga reconstrucción en el nuevo nivel de lo que se había logrado en el nivel precedente Piaget lo denomina “desfase vertical”. El estado de equilibrio y organización del final de la etapa sensoriomotora solo se alcanza de nuevo unos cinco años mas tarde con las operaciones concretas. Lo mismo pero a nivel representativo.
El período preoperatorio no abarca un verdadero estadio, sino que ha de considerarse como un subestadio: es el período de preparación de las operaciones concretas, el que marca el advenimiento de estas operaciones. 

Angela Sappia- Yanira Hernández- Enzo Spinelli

Pensamiento intuitivo

Una nueva estructuración cognitiva se vuelve posible; por la posibilidad misma de entablar con en niño una conversación continuada y de proponerles breves experiencias en las que manipula objetos diversos.
No es imposible describir las variaciones y matices del pensamiento preoperatorio en todos los ámbitos en los que Piaget ha estudiado la construcción de las estructuras intelectuales.
Ausencia de equilibrio: Piaget caracteriza el desarrollo de la inteligencia como un equilibrio cada vez mayor entre la asimilación y la acomodación. El pensamiento preoperatorio carece de un equilibrio estable entre ambos mecanismos. Es un pensamiento inestable, discontinuo, mutable y que al mismo tiempo puede centrarse de manera extrema en los intereces subjetivos del momento.
Experiencia mental: Piaget ha caracterizado muchas veces el pensamiento preoperatorio como una verdadera experiencia mental, es decir, una replicación paso a paso y fiel de las acciones concretas.
Centración: una de las características mas pronunciadas del pensamiento preoperatorio es la tendencia que tiene a centrarse en algunos aspectos de la situación, desechando los otros y provocando de esta manera una deformación del juicio o del razonamiento.
Irreversibilidad: Piaget ha insistido mucho en este aspecto del pensamiento preoperatorio y ha hecho de la reversibilidad uno de los requisitos de la operación. Una cognición es reversible si es capaz de proseguir  un cierto camino en un sentido y hacerlo luego en sentido inverso para encontrar el punto de partida. Las cogniciones preoperatorias, al estar próximas a las acciones y a la realidad concreta y al ser una serie de experiencias suscecivas con dificultad de una organización de conjunto,carecen de esta movilidad propia de los actos mentales reversibles.
Estatismo: esta imposibilidad de considerar los cambios y las transformaciones fue desarrollada posteriormente por Piaget e  Inhelder en el estudio de las imágenes mentales, en donde mostraron la dificultad que tenían niños de 4 a 6 años para representar las transformaciones.
Egocentrismo: es una centralización excesiva de las acciones y representaciones propias, de igual manera que el período sensoriomotor, el bebé, a nivel práctico, también tenía tendencia a ser el único referencial.

Fernanda Oviedo, Berenice Olivera, Estefanía D´alexandro, Silvina Díaz, Nathalie Trezza

martes, 13 de julio de 2010

1- De la acción a la intuición

Publicado por Gabriela Rivero - Mariana Careeras.
Se han de transcurir aproximadamente cinco años para que las acciones, primero organizada a nivel práctico tras la también larga etapa sensoriomotora, se interiorice y se organice a nivel representativo para que muestre que el niño es capaz de razonar de manera totalmente lógica. Lo que al principio es una acción interiorizada según Piaget, esta inteligencia preoperatoria difiere cualitativamente de la sensoriomotora.
A- Mientra que la inteligencia sensoriomotora relaciona las diferentes acciones o precepciones, la inteligencia preoperatoria, con su capacidad simbólica, abarca diferentes acontecimientos y situaciones.
B- La inteligencia sensoriomotora, tiende a la satisfacción práctica, al éxito de la acción, pero no al conocimiento.
C- La inteligencia sensoriomotora trabaja sobre los objetos y situacciones mismas( a través de las acciones y las precepciones), la inteligencia preoperatoria actúa de manera mediada sobre la realidad ( a través de signos y símbolos).
D- Al ser una inteligencia práctica confinada a ejecutar acciones en la realidad, la inteligencia sensoriomotora es una experiencia privada. Al contrario, la inteligencia preoperatoria, al ser representación de la realidad, puede volverce socializada.
En este período de preparación que va desde la aparición de la función simbólica a la constitución de las operaciones concretas. Piaget distingue dos etapas: la que corresponde al pensamiento simbólico y conceptual, y la del pensamiento intuitivo.
1- Pensamiento simbólico y preconceptual (1 1\2- 2 años hasta 4 años)
- Aparición de la función simbólica en sus diferentes manifestaciones (lengua, juego simbólico, simbolismo secundario, imitación diferida, imagen mental).
- Pensamiento vasado en preconceptos o participacines ( a medio camino entre la individualidad de los objetos y la generalidad de los conceptos) y en el racionamiento preconceptual o transducción procede por analogías inmediatas y no por deducción).
2- Pensamiento intuitivo ( 4 años hasta 6-7 años)
- Representaciones Basadas sobre configuraciones estáticas ( próximas a la precepción).
- Control de los juicios por medio de regulaciones intuitivas ( pero aún no operaciones).

martes, 6 de julio de 2010

La buena enseñanza

Reflexiones sobre la buena enseñanaza

¿Cómo logra enseñar el Maestro?

¿Qué vínculos desarrolla con los estudiantes?

¿Qué aprendenlos niños?

Disfruten las vacaciones, cariños,

Cristina