jueves, 16 de septiembre de 2010

Operaciones concretas- De La Intuición a la Operación

La de seis años puede parecer una edad algo mágica: desde siempre se ha considerado como el inicio de una fase intelectual nueva, fase que hasta los inicios de la adolescencia parece constituir un período de relativa tranquilidad afectiva; es también la edad que suele coincidir con el inicio de la escolaridad obligatoria. El pensamiento se vuelve verdaderamente lógico. Según Piaget, la inteligencia sigue siendo una marcha progresiva hacia una mayor adaptación en la que la asimilación y la acomodación juegan un papel primordial en el intercambio entre el sujeto y el entorno.
En este sentido, la operación prolonga de manera muy directa lo que el niño era capaz de hacer a los 5-6 años cuando conseguía articular intuiciones diferentes.
El niño de 5-6 año necesita, actuar de manera efectiva sobre las cosas; puede representarlas y actúa sobre la realidad de manera mediatizada.
El sujeto sigue "operando" sobre la realidad(la transforma, la cambia) pero lo que es propio de la operación es que es una acción interiorizada integrada en un sistema.
Esta propiedad de poder integrarse en un sistema concede al pensamiento operatorio un equilibrio que está ausente en el pensamiento intuitivo.
El pensamiento operatorio ya no es victima del aspecto cambiante de la realidad, pues la posibilidad de convinación e integración de las representaciones ofrece un cuadro estable en el que los diferentes elementos se complementan y se integran.
Piaget hace también notar que este equilibrio es más móvil que el del pensamiento intuitivo., en vez de quedar fijo en las configuraciones estáticas, es un equilibrio que resulta de intercambios convinaciones y compensaciones.

Enzo Spinelli-Berenice Olivera 1ero.B

martes, 14 de septiembre de 2010

Las etapas del desarrollo del niño

Publicado por MARIANA CARRERAS
Durante la primera etapa de su vida tiene una gran necesidad de seguridad, por lo que hay que rodearle de un ambiente estable y afectivo donde pueda alcanzar el máximo de sus posibilidades.
El crecimiento es un fenómeno continuo y cada fase prepara la siguiente, por ello es muy importante actuar adecuadamente en cada momento.
El desarrollo del niño constituye un proceso global; el niño crece físicamente y, al mismo tiempo, se desarrolla intelectual, social y afectivamente.
ETAPAS:
1. El recién nacido: los principales cuidados se refieren a la alimentación; a la prevención de las infecciones y de las llamadas enfermedades infectocontagiosas infantiles, que se previenen con una limpieza cuidadosa de todo lo que tenga contacto con el niño. Asimismo es importante, en relación con la higiene, cambiarle frecuentemente. Durante el primer año:
EDAD (meses)    ACTIVIDAD
Nacimiento             Mama
1                            Sonríe
2                           Vocaliza
3                    Controla su cabeza
4                    Controla sus manos
5                    Gira sobre sí mismo
6                   Se sienta poco tiempo
7                           Gatea
8                          Agarra
9                        Se levanta solo
10                   Camina con ayuda
11                   Se sostiene de pie solo
12                       Camina solo
2. La edad preescolar: el niño avanza en un proceso intelectual. El niño va entendiendo mejor el tiempo, el espacio, la cantidad, el azar y coordina mejor sus movimientos. En esta etapa investiga el ambiente que le rodea pero tiene una visión limitada y como característica esencial aparece el egocentrismo. En esta etapa se produce también el proceso de socialización a la vez cognoscitivo, afectivo y moral. El niño en preescolar es capaz de utilizar la palabra para expresar símbolos mentales y esto es necesarios para comprender conceptos, objetivos. Las actividades típicas del niño de estas edades son las imitaciones, el juego y el dibujo.
3. El niño en la edad escolar: debemos favorecer que los niños descansen las horas adecuadas para evitar la irritabilidad. No se les debe exigir más de lo que por sus condiciones físicas y psíquicas puedan realizar.
Los niños en estas edades aceptan los castigos, siempre que sean justos, porque tienen un claro sentido de lo que está bien o mal y se sienten muy gratificados cuando se aprueba lo que han hecho bien.
Se despierta un nivel de curiosidad muy alto por todo lo que les rodea. Hay que responder a sus cuestiones y darles una información correcta y sencilla que les deje satisfecho.

Los niños deben sentir la protección de la familia para contrarrestar los sentimientos de inseguridad que surgen en esta etapa.
4. La preadolescencia: se considera la etapa que comprende edades entre 9 y 11 años. El niño de esta edad, que se siente seguro, comprendido y aceptado, es capaz de hacer muchas tareas y tiene muchos momentos de satisfacción que le ayudan a superar las situaciones difíciles desarrollando una agradable relación con los adultos y compañeros.

El niño es muy sensible a las críticas y a las discusiones que puedan existir en la familia, especialmente entre los padres. Debemos favorecer en ellos la confianza en sí mismos ayudándoles a potenciar sus habilidades y favoreciendo su relación en pequeños grupos. Ya que el diálogo es fundamental en estas edades.

Se deben aclarar las dudas, angustias y miedos que rodean a la sexualidad, por desconocimiento, para que se vaya introduciendo en cada momento los conocimientos que favorezcan las buenas actitudes en relación con la salud física y mental.

5. La adolescencia: abarca entre los 12 y los 14 años, aunque, actualmente se mantiene la idea de una adolescencia que se prolonga hasta los 20 años. El adolescente va a mostrar unas necesidades básicas que son: - Necesidades fisiológicas: alimentación adecuada, sueño, descanso, ejercicio.
       - Necesidades de seguridad: estabilidad, libertad, ausencia de miedo, protección, orden.
         - Necesidades de pertenecer a un grupo y sentirse amado.
         - Necesidades de prestigio y estima.
         -Necesidades de saber y comprender. Curiosidad, descubrimiento de nuevos horizontes.
En esta etapa el adolescente es muy crítico, se entusiasma con las cosas que le gustan y de lo que no le gusta hace juicios muy duros. Muestra actitudes de rebeldía. Respecto a la escuela tiene una fase problemática. Su actitud respetuosa de los años anteriores puede ser reemplazada por comentario duros sobre el profesor, las materia, etc.






       

Desarrollo moral

La adquisición del desarrollo moral en el niño, ha sido un tema ampliamente discutido por psicólogos, filósofos y sociólogos.
Desde el punto de vista psicológico existen fundamentalmente dos concepciones distintas: una de ellas considera el desarrollo moral como un proceso de interiorización de normas y prohibiciones socialmente sancionadas. Esta posición mantiene que el niño va aprendiendo y asumiendo conductas en función de que estas sean castigadas o recompensadas. El niño aprenderá que ciertas cosas están mal porque serán castigadas de algún modo y aprenderá que otras están bien o son correctas porque cuando las haga será recompensado por ello.
La otra concepción afirma que el desarrollo moral es una elaboración de juicios universales sobre lo bueno y lo malo. Esta posición ha sido especialmente defendida por autores como Piaget o Kohlberg. Según esta concepción, el niño va a adquirir una serie de juicios, valores u opiniones a lo largo de su proceso evolutivo, que van a ser universales, es decir, el niño sabrá que una conducta es buena, no porque aprenda que dicha conducta es correcta en un entorno determinado, y por lo tanto buena, sino porque es objetiva y universalmente buena.
Tanto Piaget como Kohlberg sostienen que los niños no pueden emitir juicios morales sólidos hasta que alcanzan un nivel suficientemente alto de madurez cognoscitiva como para ver las cosas como las vería otra persona.
Piaget inicia su obra “El criterio moral en el niño”, definiendo la moralidad como un sistema de reglas, encontrándose la esencia de la moralidad en el respeto que los individuos adquieren por las reglas, el cual se obtiene a través de la relación entre sí mismo y los otros individuos. Para Piaget, la moral depende del tipo de relación social que el individuo sostiene con los demás, y existen tantos tipos de moral como de relaciones sociales.

ETAPAS DE DESARROLLO MORAL: heteronomía y autonomía moral (Piaget)

La moral heterónoma se basa en la obediencia, fundándose la relación entre las personas en el respeto unilateral hacia el que sustenta la autoridad. Es impuesta desde el exterior, como un sistema de reglas obligatorias. Tiene carácter coercitivo y es la fuente del deber. Esta etapa coincide con la etapa preoperacional, donde el niño tiene una idea estricta sobre los conceptos morales. El niño cree que las reglas no pueden ser cambiadas, la conducta es correcta o incorrecta, y cualquier ofensa merece un castigo severo. La obediencia es absoluta, y las cosas se siguen al pie de la letra, no hay excepción a la regla. El respeto es vivido unilateralmente, hacia un lado, el niño respeta al adulto.
El paso de la heteronomía a la autonomía implica el paso de lo egocéntrico a lo social, al sentido de la cooperación social, y por lo tanto la comprensión de la regla con un sentido de obligación. Esto se logra cuando la relación social está regulada por el reconocimiento del otro, donde el individuo se introduce en el mundo social.
Para Piaget un individuo es autónomo moralmente si es independiente de toda influencia externa, especialmente de la de las autoridades adultas. La conciencia autónoma se basa en relaciones de reciprocidad con otros, de igualdad.
En la autonomía se sigue una regla, un principio, o ley, que es interno a la propia conciencia de la persona, que la ha interiorizado a través de un proceso de construcción progresivo y autónomo. En la autonomía, la regla es el resultado de una decisión libre, racional y espontánea, surgiendo del propio individuo como un conjunto de principios de justicia. Se basa en el principio de igualdad, el respeto mutuo y las relaciones de cooperación.
Esta etapa se caracteriza por la flexibilidad moral; se contemplan las intenciones detrás de las acciones. Las reglas son transformadas de acuerdo a las necesidades, y la obediencia se da en el consenso. El respeto es mutuo, hay un sentimiento de cooperación con el otro.
No existe un patrón de moral absoluto o inmodificable, sino que cada individuo puede decidir lo que es correcto o incorrecto.

Fernanda Oviedo

domingo, 5 de septiembre de 2010

La Niñez




Se sitúa entre los 6 y 12 años. Corresponde al ingreso del niño a la escuela, acontecimiento que significa la convivencia con seres de su misma edad. Se denomina también "período de latencia", porque está caracterizado por una especie de reposo de los impulsos institucionales para concentrarnos en la conquista de la socialidad.
Las socialidad que comienza a desarrollar es "egocéntrica": "Todo sale de mí y vuelve a mí", "Te doy para que me des". Sus mejores amigos son los que le hacen jugar, le invitan al
cine o un helado".
El niño, al entrar en la escuela da pie al desarrollo de sus
funciones cognoscitivas, afectivas y sociales.

- F. Cognoscitivas:
El niño desarrolla la percepción, la memoria, razonamiento, etc.
- F. Afectivas: En cuanto que el niño sale del ambiente familiar donde es el centro del cariño de todos para ir a otro ambiente donde es un número en la masa; donde aprende y desarrolla el sentimiento del deber,
respeto al derecho ajeno amor propio, estima de sí, etc.
- F. Social: La escuela contribuye a extender las relaciones sociales que son más incidentes sobre la personalidad.

Características principales en esta etapa:

· Aprende a no exteriorizar todo, aflora, entonces, la interioridad.
· Son tremendamente imitativos, de aquí que necesiten el buen ejemplo de sus padres.
· El niño se vuelve más
objetivo y es capaz de ver la realidad tal como es.
· Suma, resta, multiplica y divide cosas, no números.
· Adquiere un
comportamiento más firme sobre sus realidades emocionales.

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LA INFANCIA: EDUCACION, FAMILIA Y ESCUELA


1. LAS EMOCIONES EN LA INFANCIA (cómo se desarrollan)

Grandes filósofos, entre ellos Platón, ya hablaban de la Educación como medio cuyo fin era proporcionar al cuerpo y al alma toda la perfección y belleza de que una y otra son susceptibles. Así, desde este punto de vista, podríamos definir la Educación como la suma total de procesos por medio de los cuales un grupo social transmite sus capacidades y poderes reorganizando y reconstruyendo las emociones para adaptar al individuo a las tareas que desempeñará en el proceso psicológico a lo largo de su vida (desde la infancia hasta la senectud).
La Inteligencia Emocional, como toda conducta, es transmitida de padres a niños, sobre todo a partir de los modelos que el niño se crea. Tras diversos estudios se ha comprobado que los niños son capaces de captar los estados de ánimo de los adultos. El conocimiento afectivo está muy relacionado con la madurez general, autonomía y la competencia social del niño.

2. LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN EL CONTEXTO FAMILIAR

La personalidad se desarrolla a raíz del proceso de socialización, en la que el niño asimila las actitudes, valores y costumbres de la sociedad. Y serán los padres los encargados principalmente de contribuir en esta labor, a través de su amor y cuidados, de la figura de identificación que son para los niños (son agentes activos de socialización). Es decir, la vida familiar será la primera escuela de aprendizaje emocional.
Por otro lado, también van a influir en el mayor número de experiencias del niño, repercutiendo éstas en el desarrollo de su personalidad. De esta forma, al controlar la mayor parte de las experiencias de los niños, los padres contribuyen al desarrollo de la cognición social.
Los cinco componentes básicos de la Inteligencia Emocional son:

- Autoconocimiento emocional.
- Reconocimiento de emociones ajenas
- Autocontrol emocional.
- Automotivación
- Relaciones interpersonales.

Un estudió demostró los tres estilos de comportamiento más inadecuados por parte de los padres. Estos son:

- Ignorar completamente los sentimientos de su hijo, pensando que los problemas de sus hijos son triviales y absurdos
- El estilo laissez-faire. En este caso, los padres sí se dan cuenta de los sentimientos de sus hijos, pero no le dan soluciones emocionales alternativas, y piensan que cualquier forma de manejar esas emociones “inadecuadas”, es correcta (por ejemplo, pegándoles).
- Menospreciar o no respetar los sentimientos del niño (por ejemplo, prohibiéndole al niño que se enoje, ser severos si se irritan...).

3. LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LA ESCUELA (consejos)

Si nos detenemos en el tipo de educación implantada hace unos años, podremos observar cómo los profesores preferían a los niños conformistas, que conseguían buenas notas y exigían poco ( de esta forma se estaba valorando más a los aprendices receptivos y los discípulos más que a los aprendices activos).
De este modo, no era raro encontrarse con la profecía autocumplida en casos en los que el profesor espera que el alumno saque buenas notas y éste las consigue, quizá no tanto por el mérito del alumno en sí sino como por el trato que el profesor le da.
También se encontraban casos de desesperanza aprendida, producida por el modo en que los profesores respondían a los fracasos de sus alumnos.
Pero hemos evolucionado, y para seguir haciéndolo tendremos que asumir que la escuela es uno de los medios más importantes a través del cual el niño “aprenderá” y se verá influenciado (influenciando en todos los factores que conforman su personalidad).
Por tanto, en la escuela se debe plantear enseñar a los alumnos a ser emocionalmente más inteligentes, dotándoles de estrategias y habilidades emocionales básicas que les protejan de los factores de riesgo o, al menos, que palien sus efectos negativos.
Goleman, 1995, ha llamado a esta educación de las emociones alfabetización emocional (también, escolarización emocional), y según él, lo que se pretende con ésta es enseñar a los alumnos a modular su emocionalidad desarrollando su Inteligencia Emocional.
Los objetivos que se persiguen con la implantación de la Inteligencia Emocional en la escuela, serían los siguientes:
. Detectar casos de pobre desempeño en el área emocional.
. Conocer cuáles son las emociones y reconocerlas en los demás
. Clasificarlas: sentimientos, estados de ánimo...
. Modular y gestionar la emocionalidad.
. Desarrollar la tolerancia a las frustraciones diarias.
. Prevenir el consumo de drogas y otras conductas de riesgo.
. Desarrollar la resiliencia
. Adoptar una actitud positiva ante la vida.
. Prevenir conflictos interpersonales
. Mejorar la calidad de vida escolar.

Para conseguir esto se hace necesaria la figura de un nuevo tutor (con un perfil distinto al que estamos acostumbrados a ver normalmente) que aborde el proceso de manera eficaz para sí y para sus alumnos. Para ello es necesario que él mismo se convierta en modelo de equilibrio de afrontamiento emocional, de habilidades empáticas y de resolución serena, reflexiva y justa de los conflictos interpersonales, como fuente de aprendizaje vicario para sus alumnos.
Este nuevo tutor debe saber transmitir modelos de afrontamiento emocional adecuados a las diferentes interacciones que los alumnos tienen entre sí (siendo fruto de modelos de imitación, por aprendizaje vicario, para los niños). Por tanto, no buscamos sólo a un profesor que tenga unos conocimientos óptimos de la materia a impartir, sino que además sea capaz de transmitir una serie de valores a sus alumnos, desarrollando una nueva competencia profesional. Estas son algunas de las funciones que tendrá que desarrollar el nuevo tutor:
- Percepción de necesidades, motivaciones, intereses y objetivos de los alumnos.
- La ayuda a los alumnos a establecerse objetivos personales.
- La facilitación de los procesos de toma de decisiones y responsabilidad personal.
- La orientación personal al alumno.
- El establecimiento de un clima emocional positivo, ofreciendo apoyo personal y social para aumentar la autoconfianza de los alumnos.

La escolarización de las emociones se llevara a cabo analizando las situaciones conflictivas y problemas cotidianos que acontecen en el contexto escolar que generan tensión (como marco de referencia para el profesor, y en base a las cuales poder trabajar las distintas competencias de la inteligencia emocional.
Por último, vamos a puntualizar que para que se produzca un elevado rendimiento escolar, el niño debe contar con 7 factores importantes:

- Confianza en sí mismo y en sus capacidades
- Curiosidad por descubrir
- Intencionalidad, ligado a la sensación de sentirse capaz y eficaz.
- Autocontrol
- Relación con el grupo de iguales
- Capacidad de comunicar
- Cooperar con los demás


Y para que el niño se valga de estas capacidades una vez se escolarice, no hay que poner en duda que dependerá mucho del cuidado que haya recibido por sus padres.
De este modo, debemos resaltar que para una educación emocionalmente inteligente, lo primero será que los padres de los futuros alumnos proporcionen ese ejemplo de Inteligencia Emocional a sus niños, para que una vez que éstos comiencen su educación reglada, ya estén provistos de un amplio repertorio de esas capacidades emocionalmente inteligentes.