lunes, 26 de abril de 2010

El ejercicio de los reflejos innatos

Subestadio 1 (0-1 meses): EL EJERCICIO DE LOS REFLEJOS INNATOS
Publicado por Daniela González
Los reflejos innatos le proporcionan, al recién nacido, las conductas básicas mínimas que necesita para sobrevivir. La conducta refleja se desencadena en forma automática cuando se produce una determinada estimulación. Algunos reflejos tienen que ver con los estados internos del organismo (hambre, sueño, malestar, etc.), mientras que otros están más relacionados con cambios en el entorno físico inmediato. Algunos ocurren aislados, como reflejos simples (ej. el estornudo) y otros se encadenan en un compejo de reflejos (ej. succión, deglución).
Los reflejos evolucionan de manera desigual: se van perdiendo los que son carentes de utilidad funcional, en cambio hay otros que permanecen inalterados o que las prácticas sociales regulan su manifestación.
El ejercicio del reflejo es, fundamentalmente, la repetición de un esquema motor invariable; sin embargo, esta repetición no es siempre exacta puesto que la estimulación que la desencadena no se presenta siempre igual. La conducta del recién nacido debe adaptarse a los cambios. De esta manera el bebé va ampliando su esquema inicial. En este proceso de adaptación, adquiere particular significancia el medio social dado que la mayor parte de los estímulos le provienen del entorno.
En este primer subestadio del desarrollo de la inteligencia sensoriomotora, caracterizado por la repetición de los esquemas motores innatos, el proceso fundamental en la adaptación es la asimilación: la experiencia derivada del ejercicio del reflejo le permite al recién nacido adaptarse a nuevas situaciones estimulares repitiendo el mismo esquema de acción, es decir, reaccionando de manera similar ante ambas.

La asimilación presenta tres aspectos: repetición, generalización y reconocimiento. La repetición es la asimilación funcional o reproductora, que asimila el objeto a la función. La generalización es la asimilación extensiva a objetos nuevos y variados. El reconocimiento se refiere a la la intensidad, la duración o los componentes del esquema motor reflejo que se diversifican en función de las características del estímulo, por lo que decimos que el sujeto reconoce el objeto. La diversificación que resulta de la asimilación recognoscitiva anuncia un nuevo modo de adaptación a las cambiantes condiciones del entorno: la acomodación, esto es la modificación de los esquemas de respuesta como resultado de la experiencia con los objetos.
En resumen, la evolución de las conductas innatas (tanto por el ejercicio diferencial de los reflejos como por la influencia variante del entorno), anuncia las primeras adaptaciones del recién nacido e inicia la construcción de los esquemas sensoriomotores.


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